29 octubre 2005

UNO QUE YA LE TOCÓ SU CALAVERITA

UNO QUE YA LE TOCÓ SU CALAVERITA


Mi querido hooligan estuvo martirizándonos el oído casi una hora con que quería salir a pedir dulces hasta que nos convenció. Ahí íbamos toda la tropa a pedir halloween, todo con tal de que se callara el escuincle este. Yo le pedí al susodicho que me acompañara a cuidar niños porque no me alcanzan las manos con tanto escuinclerío, a lo que el susodicho accedió a regañadientes, porque el hombre estaba de lo más plácido viendo la televisión y el muy comodino nada más se paraba a darle dulces a los que tocaban, según él cuando saca su síndrome de Susodicho de Calcuta que es mejor dar que recibir, ¡ahora resulta!

Así que fuimos casa por casa, hasta que llegamos a una muy bien decorada y en medio de una nube de hielo seco salía una señora disfrazada de GATÚBELA muy 90-60-90 a repartir dulces. Los niños se formaron a pedirle y en cuanto el susodicho vio a la mujer esta muy voluptuosa, enfundada en su traje negro, de pronto le renació la responsabilidad de andar cuidando chamacos y rapidito se fue a escoltarlos. ¡Mira nada más que atento nos resultó este hombre!

-¡Quién fuera ratón!- dijo el muy graciosito antes de que le diera un pellizco.


Yo nada más les digo que si en el noticiario anuncian de alguien que puso un epitafio muy extraño en el panteón, nada más no pregunten de quién es.






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28 octubre 2005

¿DURMIENDO CON EL ENEMIGO?

¿DURMIENDO CON EL ENEMIGO?



Parezco hija de la mala vida que yo solita voy y me torturo viendo un programa donde pasaban a una escuincla que según esto la estaban exorcizando porque tenía el demonio dentro. Le tenían que tapar la boca para que no blasfemara, mientras los demás a su alrededor la sostenían y rezaban. De pronto la cámara tomaba su cuerpo mientras el estómago le iba creciendo, según el narrador, porque el demonio estaba ahí. También decía que el demonio trataba de hablar y por eso se escuchaban dos distintos tonos de voz mientras la mujer se retorcía peor que lombriz con sal. ¡Madre mía! Apagué la televisión y dudé de apagar todas las luces, ¡qué susto!


Ya entrada la madrugada entre soñando a la escuincla esa y escuchando al león que seguramente se tragó el susodicho porque roncaba como rey de la selva, no podía conciliar el sueño. Me puse a leer, a contar borreguitos y ya cuando llegaba al 5,280 borreguito, nada, yo seguía igual.



De pronto el susodicho comenzó a querer articular palabras, sabrá Dios qué estaba soñando porque no le entendía nada. Lo miré detenidamente para ver si lo despertaba y así dejaba de roncar o mínimo que me diera apoyo moral en mi hora crítica de miedo pero el hombre este ni se inmutaba. Ya estaba a punto de darle un codazo cuando le miré el estómago como le subía hasta el tope y luego le bajaba en cada respiración.


¡Madre mía, tanto tiempo durmiendo con el demonio y yo sin saber!

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25 octubre 2005

UN HOMBRE EXTRAÑO SE APODERÓ DE NUESTRA TELEVISIÓN

UN HOMBRE EXTRAÑO EN LA SALA DE TELEVISIÓN

El susodicho amenazó ayer con que a partir de las 8:45 hiciéramos de cuenta que había muerto. Que no quería llantos ni lamentos, mucho menos que le rezáramos, simplemente quería la paz y el silencio de una tumba para poderse apoltronar en su reposet a ver un mentado programa especial sobre sus amadísimas palomas mensajeras.

Yo no pude evitar, ¡qué maldita soy!, pero no pude se los juro. Me burlé de el hasta que me dio la gana y aquel me levantaba el labio superior y pelaba el colmillo, parecía Drácula buscando un cuello que morder, pero nada más estaba enojado. Yo aproveché y me vine a la computadora un rato a ver el correo que siempre me satura una amiga que bien podría llamarle la "Reina del Forward" mientras el susodicho hablaba para sí mismo, “Mira nada más, ¡qué hermosura!” decía, peor que cuando en las noches se pone a ver el canal del “E Nights” donde salen puras viejas que se la pasan levantando copas: las de vino y las del brassiere.

Ahí andaba el hombre feliz, muy pero muy lejos de nosotros y de este mundo, desconectado de todo lo que le pudiera interrumpir. Sonaba el teléfono y él ni se inmutaba, tocaban el timbre de la puerta y nada.

Ya se apareció después de un buen rato con un gesto de satisfacción que pocas veces le he visto. “Mañana pasan la segunda parte” dijo, y luego luego supe que mañana volverá a ser un desconocido y le tendré que decir al hooligan, “Mijo, ese señor que está ahí en el sillón hoy no es tu padre, así que no hables con extraños”

¡Y una teniéndole celos a las de minifalda!



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24 octubre 2005

LA TERAPIA DEL MOLCAJETE

LA TERAPIA DEL MOLCAJETE


Mi suegro es un viejecillo muy buena gente. Tiene 84 años y una vitalidad de muchachito de 20 que Dios guarde la hora. Su padre nació en España y se vino vivir a México muy joven, de ahí que echara raíces en estas tierras.

Mi suegro dice que es el único que puede sacar la nacionalidad española para que así sus hijos también la tengan y luego los nietos y así. Todavía no se tramita el dichoso papel y el susodicho está emocionado, hasta el muy odioso empieza a cecear y a fumar puro, echando humo por toda la casa como locomotora vieja por donde pasa y yo detrás de él, con el aromatizante de ambiente y todo para que mis hijos no lo empiecen a odiar ahora que todavía son tan niños.

Lo llevé a la cocina a que me acompañara a hacer una salsa de esas riquísimas de molcajete para la comida mientras le echaba yo mi catálogo de preguntas. Y es que no entiendo porqué quiere cambiarse de nacionalidad si México nos ha dado tantas cosas. Aquí nacieron nuestros padres y nuestros hijos, en la puerta de la recámara del hooligan está colgado un póster tamaño caguama de su amadísimo equipo de los Pumas, en ésta bendita tierra vimos a Hugo Sánchez darse maromas como de cirquero mientras nos llenaba el pecho de gloria, de aquí es la Guevara, que corre como cohete a propulsión y lleva no sé cuántas medallas, aquí simplificamos tanto la vida que ni siquiera tienes que aprenderte los nombres de las personas, nada más con que digas “guey” y ni quien se enoje. Aquí tenemos tortillas, aguacates, chiles en nogada, flores de nochebuena, playas preciosas, un presidente que usa botas, pirámides y gente. Eso, sobretodo gente que jamás te deja solo ni en los peores momentos.

El susodicho escuchaba burlón, empinándose al mismo tiempo una cosa rellena de vino tinto que parece mamey caduco pero que le llaman "bota" ahora que tiene su síndrome de baturro, mientras yo iba levantando el tono de voz y le mostraba un chile poniéndolo frente a su nariz y luego ya dejándolo al centro del molcajete, de un solo golpe con la piedra esa, lo dejaba más machacado que el Gerber de un bebé.

El susodicho ya no dijo nada. Tiró el puro y me dijo con una voz muy nacional, “Vieja, tráete las tortillas y el tequila pa brindar.”

Yo por si las moscas voy a tener el molcajete este muy a la mano, por si acaso un día este hombre empieza a cecear y a querer comer morcilla y tenga yo que darle la terapia subliminal del chile molcajeteado otra vez.



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20 octubre 2005

UN TESORO LLENO DE TILICHES

EL TESORO DE LOS TILICHES


Ayer que guardaba la ropa del susodicho en su clóset, descubrí detrás de la Torre de Piza de playeras un estuche color café que nunca antes había visto. Parece mentira que a estas alturas conociéndole hasta los ronquidos al marido todavía ande una descubriendo cosas. Por supuesto lo abrí y me di cuenta que no era un estuche cualquiera, ¡eran sus tesoros! Y es que cada quien tiene sus guardaditos por ahí, son esas cosas que tienen un significado especial y se quedan impregnados de algún episodio que bien sabes permanecerá por siempre.

El estuchito traía boletos de un partido de fútbol México - Alemania sabrá Dios de qué año, unos dientes que no me sorprenden, porque si vivieran con un odontólogo sabrían que en lugar de arroz en la alacena hay enfiladas delante de los cereales 10 dentaduras. Pero estos eran los 2 primeros dientes que hizo el susodicho cuando estudiaba.




De ahí que me pusiera a pensar que en esta casa, como supongo en todas, cada quien tiene lo suyo. Y así me puse a buscar por todos lados como si trajera yo mi mapa, para desenterrar los tesoros de cada uno.











Descubrí que el tesoro de mi querido hooligan es una piedra que ama por sobre todas las cosas. Se la trajo del campo e hizo que el susodicho la subiera hasta su recámara y ahí la tiene, no se duerme con ella porque se le destroza la cama, pero esta piedra vino a ser algo así como el suplente del chupón, el trapito y hasta el osito de peluche.

Lady Pubertiana guarda una bolsa de papel donde alguien le dio un regalo. Yo no sé qué tanto signifique para ella, pero ahí la ves, siempre presente en su recámara y saldrá todo de ahí, pero la bolsita aquella ni por equivocación.

Yo confieso que guardo 3 pares de pantuflas. Y cada vez que saco las cosas viejas las veo y la nostalgia y el cariño me vuelven a renacer, y es que unas son de mi papá, otras me las compré para el hospital cuando nació Lady Pubertiana y las otras son de lo mismo pero de mi querido hooligan. Ya están feas y viejas, todas desgastadas pero ahí siguen al pie del cañón guardándose en el polvo los mejores momentos de mi vida.

A ver si no terminamos un día enterrando nuestros tesoros, como en los cuentos de piratas, y queden allá perdidos en alguna isla desierta, donde algún día alguien por casualidad los encuentre y piensen que no tienen ningún valor, aunque para nosotros hoy estos tiliches sean invaluables.


19 octubre 2005

UNA FAMILIA ORGÁNICA

UNA FAMILIA MUY ORGÁNICA


Tempranito me fui a comprar pollo fresco para comer hoy. Con tanto cariño que le he tomado al pollo desde que la nutrióloga nos atiborra en el menú con pollo en la mañana, a mediodía y en la noche (¿verdad tú pollo arrugado?) Tanto que hasta mis hijos llegan de la escuela y directito les da por hablarle a la tía, a la vecina o a los amigos para ver si alguien se apiada de ellos y los invita a comer a este par de ingratos.

Pero qué heladera ahí, tienes que ir con chamarra de astronauta porque te congelas, y de repente sale un hombre vestido de enfermero pero de plástico, y le pido unas pechugas aplanadas, sin pellejo y de preferencia muy frescas.

El hombre que estaba concentrado en lo que hacía, mientras levantaba ese cuchillo filoso que podría cortar un cabello en dos, esbozó una sonrisa de Monalisa, de esas de media asta que si Leonardo Da Vinci lo hubiera visto, seguro en plena pollería le hubiera plantado un lienzo para que el hombre le posara.

Llegué a la casa a preparar todo y cuando estaba sazonando las piezas de pollo se me venía a la mente la sonrisa del hombre este. ¡Dios de mi vida! ¿Se dan cuenta? ¿Por qué pedimos imposibles? Si Dios nos da a las mujeres pechugas, a qué va una a pedir que te las aplanen si luego ahí anda una gastando fortunas para ponerlas en su lugar.

Y de ahí que me pusiera a pensar la de veces que este señor ha de revolcarse de risa bajo el cubre bocas que a veces usa, cuando le piden las señoras que si les da un muslo, o que si una piernita, que si sabe mejor el caldo ¡Dios nos amapare con el degenerado este!

Por eso ya les dije a todos en esta casa que desde mañana a comer verduras, dejaremos el pollo que descanse en santa paz, porque de hoy en adelante seremos vegetarianos aunque nos veamos pálidos, pero con el orgullo de un 36 B muy en alto.



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16 octubre 2005

LA LENGUA DE CADA FAMILIA

LA LENGUA DE CADA FAMILIA


En esta casa se puede hablar de grupos de rock de Lady Pubertiana, de qué se va a disfrazar el hooligan para el día de brujas, de la crisis de los treintas, de las méndigas palomas mensajeras, lo que sea, cualquier tema es posible mientras no salga a relucir una dislexia en la lengua que venimos cargando en esta familia que Dios guarde la hora. Es que algún shock genético hizo la sangre del susodicho con la mía que nos hace cambiarle el nombre a las palabras por otras parecidas pero que no significan ni lo más remoto a lo que queremos decir.

Yo no entiendo de dónde nos vendrán estas deficiencias gramaticales consanguíneas si todos hemos ido a la escuela, pero algún defecto teníamos que tener para heredarle a las futuras generaciones ahora que hemos tenido tan presente esa cuestión de los genes.

Ayer domingo clarito caí en la cuenta cuando estaba preparando el desayuno y el hooligan se me acercó a la estufa.

-¿Qué ya no te tomas tu sleeping bag? – Me dijo

-¿El qué?- le decía yo mientras le daba vuelta al hot cake.

-Sí, el ese que te tomas para la dieta-

En ese momento entendí que se refería al slim-fast. Pobre escuincle, todavía no sé si se le escurría la baba del antojo o de la distrofia bucal que se carga para decir todo chueco.

-¡Fuck!- Le dijo Lady Pubertiana que ya estaba sentada en la mesa con ese tonito fregativo que le sale tan natural a la desgraciada escuincla cuando quiere molestar a su hermano.

-¿Sí sabes lo que significa eso?- le pregunté, porque esta escuincla habrá reprobado inglés en la escuela pero para decir groserías le sale lo muy políglota.

-Sí claro, es algo como formaica- me dice la muy sabelotodo.


Menos mal que la ingenuidad de esta escuincla cree que formaica y fornica es lo mismo, porque cuando hago hot-cakes no estoy para hablarle de sexo a nadie.


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13 octubre 2005

DE TAL PALO, ¿TAL ASTILLA?

DE TAL PALO, ¿TAL ASTILLA?


De que a una le entra la iniciativa de hacer el quehacer de la casa no hay poder humano que te detenga. Y es que la Sofiringa viene y sacude por donde la suegra ve, como dice el susodicho cada vez que se recarga en un mueble y se le queda el codo lleno de polvo. Pero nada más empieza una a sacudir y comienzas a hacer lo que jamás debiste: mover muebles de lugar, sacar todo y descolgar lo que haya en la pared. Al final te queda la casa peor que un mes de vacaciones de la Sofiringa, pero ya ni llorar es bueno.

Así andaba yo sacudiendo hasta los álbumes, cuando de repente me encontré una foto de mi suegra, ¡qué susto!, y no es que por voluntad propia una se ponga a ver fotografías de su suegra naaaa, es que por primera vez vi al susodicho perfectamente reflejado en cada rasgo de los de su mamá, hasta me puse a buscar una foto del susodicho de hace algunos ayeres y me dí cuenta que tan parecido es este hombre, que nada más me faltaría dejarle crecer el cabello para sentir que he besado en la boca a mi suegra ¡qué horror!



¡Dios de mi vida! Bien dicen que lo más cercano a lo que será tu pareja lo encuentras reflejado en sus padres. De ese árbol genealógico que vienen todas las mañas, que si hubiera estudiado genética seguro daría de dónde viene la manía que tiene la familia de mi marido de hablar de pedos a la hora de la comida, seguro por ahí ha rondado siempre algún gen retorcido y yo tan tranquila, ¡lo que es la ignorancia de veras!

Yo no sé, pero ahora que vea a mi tía le voy a pedir que esconda la fotografía del tataratataratío ese que le decían el “Ojos de Pistola”, no vaya a ser que el susodicho la encuentre y sienta de repente que esa mirada la ha visto en algún otro lugar.


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12 octubre 2005

EL CHUCU DEL SUSODICHO

EL CHUCU DEL SUSODICHO

El primer coche que tuvo el susodicho fue un Renault blanco, más viejo que Matusalén, le fallaban hasta las manijas de las ventanas al pobre pero con todo y eso nos llevó a donde quisimos en nuestra época de novios. Del techo se le había caído el forro y cada vez que pasabas por un tope o algún camino empedrado empezaba a llover del hule espuma del techo trocitos amarillos que se le iban desprendiendo con el movimiento brusco. Llegabas a alguna reunión y la gente pensaba que tenías una nueva modalidad de caspa color amarilla.

Y es que uno se encariña con los coches como con los hijos, que cuando algo les comienza a fallar, como cuando reprueban en la escuela por idiotas, tú luego luego comienzas a disculparlos diciendo que pobres, no tuvieron tiempo de estudiar o es que se fue la luz, cosas así. Igualito dice uno del motor: Es que se sobre calentó o me olvidé de ponerle agua al tanque.

Así que un día le pusimos el signo de pesos para venderlo y resulta que nadie lo quería al pobre. Así estuvimos meses, buscándole quien le jurara amor y dedicación y nadie, ni el que vendía Yakult lo quiso ¡qué ingrato es el mundo de veras! Decían que comprar un coche así era comprar problemas. ¡Y nosotros tan acostumbrados que estábamos a vivir con tantos problemas!

Después encontramos a un aventado que estudiaba mecánica y lo quiso, quesque para entretenerse armando y desarmando el motor. Pobre escuincle, se notaba a leguas que Santa Claus jamás le trajo un Lego.

Hace una semana que íbamos en la Avenida Lomas Verdes vimos pasar como bólido un coche igual. Al Renaultsito ese parecía que lo llevaba el diablo. Se nos emparejó en el tope y hasta alcanzamos a ver a un señor de bigote y sombrero de ala ancha manejándolo. Nos pasamos el tope cuando justo vimos la llovedera de polvito amarillento cayéndole sobre el sombrero. El susodicho y yo no lo podíamos creer, ¡Ayyy pero qué nostalgia nos entró de pronto que sin decir nada los dos teníamos el mismo pensamiento! ¿Se dan cuenta? El coche todavía circulando, pero le tomaron tanto cariño a la lluvia integrada que hasta hoy todavía la conservan.

Era 'El Chucu', que así lo bautizamos cuando todavía le brillaba la lámina, y me acordé de las veinticinco mil veces que amenacé al susodicho de muerte que si no le arreglaba lo del techo iba a tener que dormir con el perro y las dieciocho mil veces que le he dicho estos dos últimos meses que si no le arregla lo de la gasolina a este coche que tenemos ahora, lo mando de regreso con su papá, y es que ya me cae gordo que mis amigas me digan que de dónde saqué ese perfume, como si fuera Le Perfum by PEMEX.

Y mientras veíamos alejarse al Chucu, con esa nostalgia de tantos recuerdos, el susodicho dijo: “Mañana voy a que le revisen” y yo me quedé muy complacida porque la telepatía después de todo sí funciona. Aunque ya estoy pensando que esto de la gasolina se lo habremos de heredar a otro aventado que también le tome cariño a nuestro perfume.



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10 octubre 2005

UN GOBIERNO DESDE UN BURRO DE PLANCHAR

UN GOBIERNO DESDE UN BURRO DE PLANCHAR


Será por mi fijación de ver el noticiero de las 7 de la mañana que en mi esfuerzo por afocar la vista me recargué en un cojín y volví a agarrar ese sueñito delicioso de 10 minutos que te vale por la noche entera. Y me veía ya vestida y bañada cuando ni cuenta me di a qué hora me pasé el zacate encima. Ahí estaba yo sentada en un estudio envuelta en mi “chal del nabo” como le dice Lady Pubertiana, siendo entrevistada por el Trujillo del canal 4, pensando “¿Qué carajos tengo que hacer yo aquí?”

El hombre este vestido muy “cashual” como dice el susodicho que no sabe hablar ni jota de inglés pero bien que saca sus palabritas domingueras, me miraba fijamente frunciendo el entrecejo, preguntando que si yo quería ser Presidente de México, ¿cómo fregados iba a combatir el narcotráfico? Cuando yo de lo único que entiendo de esas cuestiones es que si un día me llega a la casa el hooligan drogado, el susodicho lo caga a palazos.

Por ahí andaba también mi querido hooligan que andaba haciendo un trafiquito con sus coches bajo la silla del Trujillo.

-¡Escuincle no hagas tanto ruido chocando tus carritos!- le gritaba yo llena de vergüenza, -¿Qué no ves que este hombre tan amable y obsesivo me está consultando estrategias para salvar al gobierno?

A mi la verdad que no se me ocurría nada para explicarle a este señor. Yo nada más le decía que habría que copiar esquemas de otros países. Siempre el que copia se para el cuello aunque no haya sido creador de las iniciativas. Algo así como cambiar la concepción que todos tienen de nuestro México. Que piensen en México y la primera palabra que les venga a la boca sea cualquiera menos “secuestro”. Como cuando piensas en Brasil, por ejemplo, y luego luego se te viene a la mente bubis al ritmo de samba y fútbol.

Hasta estoy pensando que si fuera contra la ley comer tortillas, como lo es el consumir drogas, ahí andaría medio mundo buscando los mentados “dealers” para que te pasaran a escondidas la masa, te las comerías con remordimiento, pensando que por consumirlas te va a salir una lonja ilícita, los padres de familia de México preocupados compraríamos nada más una para que los hijos las vieran y supieran cómo se esponjan en un comal, de qué colores hay, qué tan redondas son, porque todos sabemos que la mejor arma contra la maldad del mundo es la comunicación. Y es que a veces deberíamos ser más salvajes y menos civilizados, preocuparnos nada más por comer bien y aparearnos para conservar la especie, ¡Madre mía, que maravilloso sería el mundo si lo gobernaran otros animales! Pero ni modo, tenemos que conformarnos con estos que usan zapatos en las patas y a veces hasta botas se ponen.

Tendríamos que cambiar las prioridades, lo que se dice bueno a lo malo y al revés, que las vitaminas te maten y las drogas te salven, que las infidelidades sean un proceso y no un pecado, que los gays nos gobiernen, ¡si al fin y al cabo nos van a dar por el culo! y entonces la humanidad volvería a ser como lo fue al principio, una manzana bastaría para volver a empezar y siendo tan contreras como lo somos los seres humanos, empezaríamos a hacer las cosas bien.

Ya que por merito empezaba a babear el cojín me desperté y no entendía bien si seguía en pijama o dónde había quedado la iluminación del estudio del noticiero ese. ¡Ahhhhhhhhh, bendito sea Dios que que la única estrategia que tengo que pensar es cómo terminar con el alterón de ropa que hay que planchar!

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06 octubre 2005

CUMPLE DE LADY PUBERTIANA

VIEJO EL MAR Y TODAVÍA HACE OLAS

Mañana sábado es cumpleaños de Lady Pubertiana. Esta niña cumple 14 y se desenrolló peor que si se me hubiera caído el papel del baño, está kilométrica la muy desgraciada que antes le decía “Come para que crezcas” y ahora le tengo que decir “¡Déjale algo a tu papá tragona escuincla!”.

A medida que va creciendo le voy notando muchos cambios. Antes éramos uña y mugre, ahora somos una uña incomprendida y una mugre anticuada que se viste “del nabo” como me dice la muy tierna. Pero no me importa, yo la dejo que haga labor social en la casa, por eso no respingo si la veo con los jeans tan largos que le arrastran, porque pienso que así me ayuda a trapear el piso.

Dice que quiere ser cheff, que va a estudiar para eso. ¿De cuándo acá cocinar es una carrera universitaria? ¡Madre mía! Yo hice la maestría y ni cuenta me di. Pero bueno, yo la apoyaré en lo que quiera, advirtiéndole de antemano que si un compañerito le pregunta “¿Cuándo nos comemos un pollito?” no significa que la quiera ayudar a estudiar ¡faltaba más!

Algún día le pediré perdón por romper con la tradición familiar y no guardar su cordón umbilical, (antes eran menos sádicos y asquerosos: los guardaban en lugar de congelarlos), su primer mechón de pelo lo tiré envuelto en un kleenex, ¿qué iba yo a imaginar que no eran mocos?, su primer diente se me cayó en el w.c., y todavía me duele la mano de un bofetón que le tuve que dar un día que se aventó un berrinche peor que el de Pedro Infante cuando se le murió el Torito.


Pero los tiempos van cambiando. Sé que la veré un día convertida en toda una mujer de esas que le ponen nutra sweet a todo y se preocupan por la moda. Y sépanlo bien, yo no soy la que se hace vieja, es ella la que crece, pero hoy, es una escuincla nada más, yo nunca me hubiera imaginado que ese bultito peludo que me entregaron en el hospital iba a alcanzar el timbre y ahora ahí anda girando instrucciones de cuántas pizzas quiere que pida porque invitó a un escuinclerío a comer.

Por eso los mejores recuerdos me los guardo fresquesitos, son cada minuto que la tengo junto a mí hasta que haga su vida en otro lado y yo me haga una vieja de esas que se quedan toda la tarde asomándose en la ventana, enredadas en la cortina fiscalizando el movimiento de los vecinos, porque la diversión de pelearse con ella todo el santo día ya se habrá terminado y en algo habrá que entretenerse.





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04 octubre 2005

LAS PENAS SE SUDAN POR LOS POROS

SUDANDO PENAS



Una amiga me contaba que tiene un matrimonio difícil. ¡Qué suerte! Pensé, mal que bien el susodicho es desgraciado pero es un desgraciado muy tierno. Yo le aconsejaba que luchara porque todo matrimonio es difícil, es un ejercicio de adaptación, de tolerarle que deje salpicada la taza del baño y que tu dejes las llaves de la entrada pegadas en la cerradura sin mayor problema porque existe la comprensión entre dos personas maduras.

Pero ella suspiraba muy parecida al hooligan cuando llora para adentro. Se le hacían los ojos vidriosos de Remi y entrelazaba los dedos una y otra vez, que si hubiera tenido un estambre cerca se lo daba para que de una vez me lo enrollara.

Las amigas estamos para eso. Para dar apoyo a nuestro género sin importar que no sea de la familia. Y sépanlo bien hombres del mundo, antes de que existiera el blog a las amigas se les contaba todo de viva voz, la intimidad antes de estar en un link estaba entre dos tazas de café.

Nos curamos la tristeza como solo una sabe que nos podemos curar el alma: Nos vestimos de fachas, nos embadurnamos la cara de una mascarilla y pusimos los pies en una cubeta con agua calientita. Solo una sabe que con los poros abiertos es más fácil que se diluyan las penas.



Ya después de un buen rato, cuando a punto estuvimos de parecernos a Tutankamon, casi con la cara craquelada, nos sentíamos mejor. Ella más tranquila y aliviada, yo completamente relajada y feliz.

Nos despedimos ya con la certeza de que las cosas marcharían mejor, y hasta me quedé con mi síndrome protector satisfecho. Cuando subía las escaleras escuché a mi querido hooligan y a Lady Pubertiana platicando como dos personas civilizadas, por primera vez en su vida no estaban desgreñándose. De refilón me asomé y los vi con los pies metidos en el agua y cada uno con su mascarilla.

-Es que la estúpida me dejó sin recreo- le decía mi querido hooligan a su hermana

-¡Bah! Ni fumes a la tarada de la vieja esa- le contestaba Lady Pubertiana.

El susodicho, que se vino también a espiarlos, a punto estuvo de irlos a regañar por andar diciendo peladeces de los maestros pero le dije que no lo hiciera, hay que entender que están con los poros abiertos liberando las penas.



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02 octubre 2005

EL SUSODICHO TODAVÍA VIVE

EL SUSODICHO TODAVÍA VIVE


El susodicho hace unos días estaba un poco misterioso. Me rondaba como mosca sobre el pan con ese gesto que le conozco bien de que quiere decir algo a lo que sabe de antemano que le voy a decir que no.

-¡Suéltalo!- le digo y el hace su cara de “No sé a qué te refieres”

-Si, eso que te traes, ya dímelo-

-Es que me invitó un amigo a participar en un grupo porque necesitan a un dentista para atender a unas personas- me dijo.

-Pues qué bueno, más pacientes más dinero, somos personas civilizadas- le digo.

Pero el susodicho después de un “ejem...estem” terminó confesando que a quien tenía que atender sería a las chicas de un table dance, ¡Háganme el favor!

-Pues si nada más es arreglarles la boca, no tiene nada de malo – le digo como diciendo aquí no pasa nada porque soy lo suficientemente madura como para sentir celos a estas alturas y mucho menos de esas viejas desgraciadas con cuerpos esculturales y que usan tanguitas de hilo dental.


¡Dios de mi vida! Yo ya no dije nada, al contrario lo apoyé como es mi deber de esposa que quiere que su marido progrese pero llevo 2 días soñando que las taiboleras le bailan alrededor del sillón dental ¡qué espanto! Las veo ahí vestidas con su mini-bata de dentista y agarrándose del tubo donde escupen los pacientes, porque para ellas cualquier tubo es bueno.

Ya no quiero pensar en eso, aunque todo el día me esté dando vueltas en la cabeza que hasta veo a las degeneradas esas en la pasta de dientes.

Al fin y al cabo las taiboleras son mujeres como cualquiera de nosotras, con las cosas mejor acomodadas que una, pero mujeres al fin y al cabo. Así que no voy a estar celosa para nada, lo notarán ustedes cuando me pregunten por el susodicho y les conteste “Bien gracias, todavía vive” y es que él sabe muy bien que si falta a la fidelidad en esta casa le pasará como a las gasolinas de ahora: se queda sin su plomo.


He dicho.


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