12 septiembre 2011

NUESTRO AMOR DE MICROONDAS

Apenas el viernes que fue nuestro aniversario, cumplimos 22 años de casados y cuando bajé a la cocina me acordé que desde que nos casamos tenemos este mismo horno de microondas que es graaaaande como una televisionsota que si se pudiera ver el fútbol desde ahí, el susodicho nos deja con la comida congelada con tal de no perderse a su equipo ese de Los Pumas ¡qué cosa!

He de confesar que le he echado la maldición cien veces para que se descomponga y así a ver si el susodicho se mocha con uno nuevo$ de esos chiquititos que apenas y ocupan espacio. Pero nada, es un sobreviviente, que imagínense si los microondas hablaran! Este estaría contando de las veces que me he peleado con el susodicho o las veces que le he llorado encima por alguna preocupación o de aquella vez que se fue la luz y en pleno apagón al susodicho le entró lo romántico como en la película esa de "Diario de una Pasión" cuando estaban jovencitos y todavía no había panzas de por medio, y el susodicho...quiero decir Noah se acerca a Allie-María-del-Carmen en la casa con el sonido de la tormenta afuera, mientras todo está oscuro adentro porque el Noah-susodicho no ha pagado la cuenta de luz como de costumbre. Pero a Allie no le importan esas cosas todavía, lo único que tienen es su amor y el microondas gigantesco que vivirá por siempre (el microondas).

Ya viéndolo bien, no está tan mal. Dicen que todo se parece a su dueño y ocupa mucho espacio, como el susodicho; gasta de más, como el susodicho; ya no calienta como antes, como todo un microondas viejo (jeje)

Está bien, estáaaaaa bien, mi voz interior dice que me aguante hasta que lo pueda cambiar por un modelito nuevo: más práctico, más elegante, más moderno, dinámico, que esté listo siempre y jamás se apague, que gaste energía de más cuando se le necesite.

Estamos hablando de microondas ehhh ¡Pos estos!