28 octubre 2005

¿DURMIENDO CON EL ENEMIGO?

¿DURMIENDO CON EL ENEMIGO?



Parezco hija de la mala vida que yo solita voy y me torturo viendo un programa donde pasaban a una escuincla que según esto la estaban exorcizando porque tenía el demonio dentro. Le tenían que tapar la boca para que no blasfemara, mientras los demás a su alrededor la sostenían y rezaban. De pronto la cámara tomaba su cuerpo mientras el estómago le iba creciendo, según el narrador, porque el demonio estaba ahí. También decía que el demonio trataba de hablar y por eso se escuchaban dos distintos tonos de voz mientras la mujer se retorcía peor que lombriz con sal. ¡Madre mía! Apagué la televisión y dudé de apagar todas las luces, ¡qué susto!


Ya entrada la madrugada entre soñando a la escuincla esa y escuchando al león que seguramente se tragó el susodicho porque roncaba como rey de la selva, no podía conciliar el sueño. Me puse a leer, a contar borreguitos y ya cuando llegaba al 5,280 borreguito, nada, yo seguía igual.



De pronto el susodicho comenzó a querer articular palabras, sabrá Dios qué estaba soñando porque no le entendía nada. Lo miré detenidamente para ver si lo despertaba y así dejaba de roncar o mínimo que me diera apoyo moral en mi hora crítica de miedo pero el hombre este ni se inmutaba. Ya estaba a punto de darle un codazo cuando le miré el estómago como le subía hasta el tope y luego le bajaba en cada respiración.


¡Madre mía, tanto tiempo durmiendo con el demonio y yo sin saber!

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