Como el susodicho es 11 años mayor que yo, decía cuando nos casamos que no quería esperar a tener hijos porque no quería como el abuelo de sus hijos y ahí estábamos dándole a los frijoleiros mañana-tarde y noche y nada, ya cuando estaba a punto de apodar al susodicho "El Sweet & Low" porque endulza, pero no engorda me empezó a dar asco el café y me fui a comprar una pruebita de esas de embarazo de aquellas épocas que tardaban 1 hora para darte el resultado. Decía que se iba a ver un aro sobre un círculo para que fuera positiva y después de la hora que me fui a asomar y nada de nada, ahí estaba un círculo solo y simple. Dejé la pruebita ahí y me fui a hacer mi quehacer y después de unas horas regresé y cuando la iba a tirar ¡zácales! Que veo el aro, brillante y resplandeciente. Ya para cuando el hooligan el susodicho hizo una dieta quesque porque así le atinaba a que fuera niño, yo incrédula siempre le dije al Doctor del ultrasonido que no quería yo saber el sexo del bebé cuando voy viendo en la pantalla una antena parabólica delatadora. No le digas a nadie pero aquí entre nos, lloré en la salita de espera del ultrasonido y amenacé al susodicho de que no le fuera a decir a nadie que lloraba del horror de saber que iba a tener que limpiar una antena parabólica iuuuuuuc! Pero valió todo la pena por que la experiencia de ser mamá es tan distinta a todo lo demás que hayas experimentado, es extender el amor como cuando extiendes la masa con el rodillo, se hace grande, infinito y sobre todo incondicional, porque una quiere a los hijos aunque no se bañen, aunque no levanten la ropa sucia, aunque contesten como verduleros, aunque salgan con muchachitos greñudos y que enseñan medio calson ¡faltaba más!
2 comentarios:
Que bonito! Hasta solte una lagrimilla!
Que lindo blog, yo aun no me animo a escribir por falta de tiempo y otras cosillas, pero te he leido desde tu flickr y ahora aqui es una pasada la verdad, felicitaciones me encanta tu blog
gaby
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