24 noviembre 2006

SE BUSCA UN MARIDO LIGHT

SE BUSCA UN MARIDO LIGHT


Yo ya le dije ayer a Lady Pubertiana que no se le ocurra decirle a su papá que estamos a dieta, no por que piense que me va a discutir pues siempre que le recorto la comida el susodicho se convierte en la niña del exorcista y se retuerce todo el pobre. La última vez le compré unos cacahuates japoneses light ya estaba a punto de echar espuma por la boca como lombriz con sal ¡qué espanto! Por eso le dije que con su papá hay que usar la psicología, algo que sin decir, obedezca como cuando va al W.C. y le pongo ojos de pistola que significa que si veo un chisguete milimétrico salpicado lo mando directo a la silla eléctrica, y aunque sale mentando madres como para afianzar el poder del macho, ya se acostumbró y obedece por inercia el pobre.

Pero las veces que le he dicho que estoy con la nutrióloga, algo pasa en su interior que le despierta al susodicho su yo indomable y empieza a ser el susodicho contreras. Y yo que he de confesarles que no tengo mucha voluntad luego luego me convence de pecar el desgraciado, desde que éramos novios y me decía que allá en esa esquinita estaba oscurito que me dí cuenta del poder de convencimiento que se carga este condenado ¡qué cosa!

Y luego pa colmo el hombre que en la vida me llama por teléfono, casi puntual antes de salir del consultorio llama para preguntarnos que si queremos que pase por pan dulce- tacos- tortas- tamales o todo lo que se derive de sube kilos para cenar y cuando me doy cuenta ya le estoy pidiendo para la Lady Pubertiana una dona de chocolate y para mí un polvorón. Cuelgo y me digo para mis adentros que esto no puede ser, hasta que abrimos la bolsita del pan y a la primera mordida me doy cuenta que en esta casa somos todos bulímicos pero con alz heimer pues después de tanto pan se nos olvida vomitar.

Todavía llega y se pone a criticar a fulanito que está echo un cerdo, y yo que no le voy a llevar la contra le digo que sí, y Lady Pubertiana que cuando le conviene se hace una con su papá también le da cuerda ¡Madre santa! Eso hasta que nos toca la cita con la nutrióloga y nos tenemos que subir a la báscula y el susodicho, que a veces nos acompaña todavía le aconseja a Lady Pubertiana que se quite la chamarra, se saque las monedas y todo lo que traiga cargando para que no pese de más ¡háganme favor! Si lo que nos tenemos que sacar es a este hombre que es como el mismísimo diablo ¡pos este!


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