09 octubre 2006

Y COLORÍN COLORADO...

Y COLORÍN COLORADO, ESTOS 15 AÑOS SE HAN TERMINADO



Aquí como en los pueblos, festejamos a Lady Pubertiana 3 días consecutivos y yo estoy como para estacionarme en el lugar de incapacitados del súper porque apenas puedo mover las piernas ¡Madre mía! De haber sabido que haciendo fiestitas iba a sudar así, de mensa me inscribo al spinning.

Todo comenzó el viernes, que se me ocurrió la brillante idea de decirle a esta escuincla que invitara a la bola de amigas de la escuela. No no no no qué les cuento, 8 escuinclas con blusita corta lo que da un total de 8 ombligos y 4 escuincles patinetos como perros huele moles babeando la entrada de la casa ¡una cosa que no vieran! Yo para pronto amenacé al susodicho de muerte con que no podía poner un pie afuera de la casa y dejarme a mí sola con estos escuincles en celo, ¿se imaginan? Se me entrepiernan y ni echándoles agua.

Cuando iba a echarles un ojo, de refilón vi a un greñudo vestido de negro chateando en MI computadora ¡háganme favor!, hasta que el susodicho con ganas de matarlo fue y le dijo que necesitaba mandar un mail y todavía el moquete dijo con el mismo tonito de Lady Pubertiana, “Ah si, O-R-I-T-A”.

Luego siguió la fiesta familiar y no me lo van a creer pero ahí estaba de lo más campante con que si saluuuuud por acá, saluuuuud por allá y de pronto resulta que me dice una muchacha muy guapetona que vive en Morelia que venía con mi hermano que me lee aquí en el internet, que no se pierde el Recetario y que no lo podía creer de conocer al susodicho, al hooligan y a la Lady en vivo y a todo color por que así sin conocerlos ya nos conocía. A mi me entró una emoción que Dios guarde la hora y el susodicho peló la ceja como diciendo para sus adentros, “Ay guey, ésta sabe todo de mí” y todavía el muy cínico le dijo que no creyera lo que escribía, que eran puras mentiras.

No le pegué un pellizco porque como traía manga corta se iba a ver muy feo el brazo moreteado, pero le dije que aunque diga misa y se haga como el que jamás se entera de lo que escribo acá, clarito lo he visto cientos de veces cuando ya está todo apagado y él hace como que está viendo el pronóstico del tiempo para sus mentadas palomas mensajeras, echando un ojo de pasadita al Recetario, así que no se haga el que la virgen le habla.

Terminó la fiesta por ahí de la madrugada y yo como la Cenicienta, dejé una zapatilla con cara de pantufla a media escalera y nos subimos a descansar. La quinceañera se durmió casi casi abrazando sus regalos y la bendita máquina esa que le regalaron del dichoso iPod que nos llena de santa paz esta casa ahora que su musiquita rockera que le gusta tanto la va a escuchar del audífono para sus adentros, quien sabe en una de esas le grito que le baje al volumen pero ya nada más por costumbre.

El susodicho igualito que en los cuentos, recogió mi pantufla pero ya no me la probó como a la tal Griselda por que se acostó a dormir pegando unos ronquidos de lo más raros, ¡ay Dios! Será tanta paella que comió o será el sereno pero este hombre parecía un sapo con ese ruideral que se traía ¡qué horror!

Por eso después de este final de fiesta quinceañera de cuento me le acerqué al susodicho y le di un beso, a ver si con suerte en una de esas se convierta en príncipe con estómago de lavadero o ya de perdis deja de croar.


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