El susodicho se sentó a comer como siempre, pero le noté que algo raro traía cuando lo vi que no se comió la milanesa de dos bocados como siempre.
-¿Qué te pasa? – le pregunté mientras le acercaba otra milanesa. Pero ni siquiera la miró, hasta muy educado me dijo “No gracias”.
¡Ay Dios! Esto debe ser algo muy pero muuuy grave por que este hombre ni en los peores momentos de la vida ha despreciado algo de comer, bueno, qué les digo, yo estaba pariendo con la manguerita del bloqueo en la espalda, puje y puje y a este hombre le sonaban las tripas del hambre.
Eso pensaba hasta que me enseñó la revista del baño con los horóscopos y dice que en su signo todo de lo peor, que se le juntan los pagos, que mantenga el ánimo aunque la economía este muy baja esta temporada.
-Ay mi vida – le digo mientras le pongo la milanesa en el plato, -Si las deudas no te las manda Walter Mercado, te las manda la Compañía de Luz, la del agua, el dichoso Sky, la vieja que te renta el consultorio, los caprichos de la Lady Pubertiana, la comida de tus méndigas palomas mensajeras- y ya no le seguí porque le ví como que se estaba indigestando el pobre.
Aún con toda la preocupación de su porvenir encima se medio comió la otra milanesa, se paró y se fue al consultorio y eso que ya no le dije que Charito, la vecina de junto, ayer me dijo que veía más delgado al susodicho, que si le pasaba la dieta.
¡Ay Dios mío! Ganas me dieron de pasarle a la Charito la revista, pero mejor no le paso nada porque se vaya a dar cuenta que la revista es del año pasado y se lo diga al susodicho y entonces de la felicidad le vuelva la panza ahora que Walter me ayudó a quitársela.
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