En el último post estuvo más que visto el titipuchal de años que me cargo encima. Niños, niñas ustedes que no supieron a tiempo quién era Demóstenes y Don Gato y que jamás vieron el capítulo de Laslo Losla, les vengo a contar un poco de cuando los celulares parecían ciencia ficción. Para eso, voy a buscar en mi casa los vestigios de esa antigua civilización que éramos nosotros aunque acabando este post tenga que tomar terapia.
Primero: Una fotografía vieja de fleco de fuente de chorro que tanto me criticó el malvado de Víctor Deniz. Sépanlo ehhh peinarse así llevaba su tiempo y su esfuerzo y claro, también invertía una en spray.
Segundo: Un toca discos. Por que los discos nos parecían una maravilla y en lugar de adelantar o regresar una canción como ahora que le picas un rewind, tenías que alzar la aguja y buscar el filito oscuro de donde se veía una separación entre canción y canción y tratabas de atinarle con la aguja para que cayera justo ahí. Lo moderno del caso era que cuando acababa el disco se alzaba la aguja sola y se regresaba. (Ya me está dando escalofrío)

¡Ay Dios que horror! Ya mejor no sigo porque creo que en lo que les escribí esto me salió otra cana. Mejor voy a servirme un cafecito y voy por unas galletitas para hacer chopitas, ¿Gustan?
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