19 mayo 2006

EL ENCANTO DE UNA LLAMADA TELEFÓNICA

EL ENCANTO DE UNA LLAMADA TELEFÓNICA




No están ustedes para saberlo, pero desde el otro día les iba a contar que por fin los niños nos convencieron de ir al cine y no es que uno sea aguafiestas pero es que desde que tenemos hijos que el susodicho y yo estamos urgidos de ver algo con sexo y violencia sin que tenga nada que ver con hadas madrinas y leones que hablan ¡qué cosa! Nada más le pone al Discovery y se están apareando las cebras y ya ni le cambiamos.

El susodicho llegó con un bote grandototote como el del cesto de la ropa sucia lleno de palomitas ¡qué hombre! tiene una sincronización de movimientos para echarse las palomitas a la boca que ya la quisiera un nadador olímpico para sus braceadas. Lo malo fue que a la mitad de la película se fue la luz y nada que volvía. Mi querido hooligan salió con que lo ponía nervioso tanta oscuridad, entonces me salí con él de la sala mientras el susodicho estaba pensando cómo matar al gerente del cine sin dejar rastro.

Ahí estábamos el hooligan y yo cuando se me acerca un muchacho alto, fortachón y guapísimo con un cartel de esos teléfonos celulares de Movistar colgado en el pecho, y para colmo con la misma tonadita de mi novio el guardaespaldas argentino de la telenovela me dice, “¿Señora, no quiere shamar a alguien?, Son trej minuto grati a donde usté gujte” con esos ojitos lindos que el tiene.

¡Madre mía! Yo que ni celular tengo y este bom-bón regalándome minutos ¡qué dulzura! Estaba yo pensando en llamar aunque fuera a la Sofiringa con tal de no hacerle el desprecio al muchacho este cuando escuché por allá atrás al susodicho en gran carcajada que se traía hablando con el pediatra por teléfono y junto a él una muchachita de micro faldita y con el mismo letrerito de Movistar medio chueco por las bubis de medio kilo de sandía que se cargaba la condenada.

-Qué buenas promociones las de Movistar ¿no? - le dije cuando lo ví que se iba acercando hacia nosotros.

- BUE-NÍ-SI-MAS - me dice con su tonito de lagartón que ya le conozco.

Y ya nos fuimos todos contentos con los boletos gratis que le regalaron al susodicho a cambio de que no matara al encargado y pensando para mis adentros que Dios atiende en Buenos Aires ché !

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