08 febrero 2006

UN HOOLIGAN CONTRA AGUA

UN HOOLIGAN CONTRA AGUA


Qué suerte que cuando nació Lady Pubertiana no había un notario en el hospital porque yo hubiera ido directito a asentar en un acta con todo y firma de testigos al calce que jamás ni remotamente loca iba a ser capaz de darle una nalgada a mis hijos. Ahora segurito estaría en la cárcel y es que mi querido hooligan tiene días que está en huelga de agua. El muy cochino escuincle no quiere bañarse ni siquiera por $50 pesos que la banca le ofrece. Bueno, hay que reconocer que el escuincle no es materialista, nada más es puerco.

Entonces voy y me le paro en la puerta del baño señalando la regadera y empiezo con mi cuenta regresiva de “Unaaaaaaaaaa” – “Doooooooos” mientras lo veo cómo le empieza a cambiar el color. Pobre niño, nada más porque está como la cuaresma el pobrecito: largo y escaso de carne, que si no pudiera parecer todo un Hulk de tanto que me gruñe el desgraciado escuincle. Todavía se atreve a decirme que ya se bañó ayer ¡háganme favor! Estoy a nada de renunciar y contratar a la Nana de Guanajuato para que lo cuide.

-Ahora si ya me colmaste la paciencia- le grito mientras voy corriendo atrás de él -Ven, que te voy a dar una ehhhhh!-

Y el escuincle se tira al suelo, con un berrinche peor que el de Pepe el Toro cuando gritaba que era inocente.

-No le debes de pegar a tus hijos- me contestó el escuincle este que no entiende nada de estar limpio, pero eso sí, de los derechos humanos se lo sabe todito.

Y me desarma, el muy listo me deja como James Bond cuando lo han acuartelado, alzando las manos, mirando al suelo, pensando que tiene razón porque la violencia no conduce a nada, cuando de pronto levanto la vista y le veo una media sonrisa maliciosa igualita a la que hace su papá cuando gana el control remoto de la televisión y me suelto otra vez a corretearlo.

Debe de estar agradeciéndoles a todos los santos de que su madre no tiene una buena condición física porque donde lo alcance, juro por dios que no le pego, nada más le voy a arrimar la ropa al cuerpo, que eso no ha de venir en ningún manual de derechos humanos.

A este paso seré la única mujer en el mundo que se inscriba a clases de aeróbics nada más para tener un hijo limpio ¡faltaba más!.


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