30 noviembre 2005

AMOR CON AMOR SE PAGA

AMOR CON AMOR SE PAGA

A una amiga de la escuela la conocí intercambiándose el chicle con el novio con unos besotes que Dios guarde la hora, a otra de mis amigas también la ví alguna vez en un beso tierno. Esos besos se me quedaron grabados en la memoria. Y es que cuando era una escuincla morbosa cualquier beso me parecía digno de ser estudiado, como para haber tenido la vista de rayos X de Clark y verles a través de la boca la de calorías ensalivadas en la lengua que se iban quemando en la boca de mis amigas y sus novios.

Recuerdo que mi primer beso, ese beso que jamás se olvida, me cimbró desde las pestañas hasta la uña del dedo gordo del pie. Yo había estudiado tanto “ese momento”, que si la luna iba a estar así, que si nadie alrededor, que si la luz tenue, pero a la mera hora el primer beso jamás se apegó al guión y fluyó así tan natural y espontáneo como debe fluir ese primer instante que te marca para siempre. Y es que a un beso no hay palabras que lo expliquen, solo hay sensaciones para sentirlo. Eso creía hasta ayer que me topé con una noticia en el internet que me dejó helada:



Y entonces caí en la cuenta de que la vida puede ser tan cruel a veces hasta en un beso, ¿No era más fácil morirse del susto porque la descubrió su papá? ¿O porque se asfixió de tantas horas sin despegarse la boca uno del otro? ¡qué horror! Clarito me imaginé la desesperación de Romeo cuando vio a Julieta tendida y se empinó el frasco de veneno y la de besos llenos de amor que faltaron por diluirse entre sus bocas, y es que ya lo diría José Martí, “Amor con amor se paga” pero no con estas cosas ¡válgame la calamidad!

Así estaba yo, con un nudo en la garganta y con los ojos empañados frente al monitor de la computadora cuando Lady Pubertiana pasó de largo. Y yo rápido corrí a la despensa y le llené un platito de esos cacahuates que tiene preparados el susodicho como kit-futoblero para cuando hay partido y se lo llevé hasta donde estaba esta escuincla y se lo dí.

-Anda, come mija, son para ti – le dije mientras Lady Pubertiana me miraba horrorizada como preguntándose de cuándo acá tanta amabilidad le sale al engendro de pantera que es su madre. Y es que no entiende que todo lo hago por su bien, para que no me salga con sorpresitas de alergias cuando le llegue el momento de que se le cimbren las pestañas.

¡Lo que no hará una por los hijos de veras!



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1 comentario:

Humano dijo...

Lo que tienes que hacer es hacerle unos estudios para ver si son alergicos a algo.

Y ya que sepas si es alergico a algo, evitar ese algo a toda costa