23 septiembre 2005

EL FUTURO BLOGGER

CUANDO EL MAÑANA NOS ALCANCE



El otro día Lirva dijo que ojalá siguiéramos bloggeando hasta que fuéramos viejos. Luego luego me puse a imaginarme sentada en una computadora, dictándole todo lo que me venga en gana, porque para ese entonces ya no tendrá uno que usar el teclado para nada. Contándoles quizás que Eric y Pilili siguen desplumando pollos pero en Haití de luna de miel y que los hijos de Andrés y su mexicanita santa vinieron a dejar comments y que Alejón por andar buscando quien le convidara palomitas en el cine puso sus franquicias “Alejon's Popcorns” y se hizo millonario y el mijmíjimojuan terminó por escribir libros sobre la psicología del blogger, Noemí habrá sacado a la venta un software para diseñar blogs y habrá un nuevo Messenger que tendrá todo tipo de funciones que se llamará “Gorda Kleine Talk

¿Se imaginan? Para ese entonces yo iré cantándole al susodicho en el coche “¡Al chofi no se le para, al chofi no se le para!” todo porque no se habrá terminado los frijoles del tarro y él seguirá refunfuñando igualito que hoy que le perdí las llaves de la casa.

Y vendrán ustedes a leer algo sobre las veladoras que he prendido en honor del marido de Lady Pubertiana con tal de que no me la devuelva y de las cartas que mi querido hooligan me mande de África, contándome que a mi nieto lo nombró Mowgli, en honor a Kipling (la escuela donde estudió).

¡Ah que tiempos serán! Ya estaremos solos como el día que empezamos a escribir nuestra historia, conociéndonos después de haber compartido tantos años. Aguantando el susodicho que me duerma con calcetines porque seré friolenta y yo soportando que vea a sus palomas mensajeras todo el santo día en la televisión, porque para entonces un colombófilo empedernido ya habrá mandado un satélite a la Luna para no perderles detalle.

Habremos tenido un matrimonio ejemplar el susodicho y yo, seremos un equipo. El me preguntará si se pone pantuflas y yo me quitaré el brassiere para decirle si el piso está frío, yo le pediré que mate una araña en la pared y el con su Parkinson la dejará aplastada 30 veces.

¡Seremos tan felices de ser tan viejos que no habrá juventud que nos alcance!




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