11 julio 2005

El ajo ahuyenta a los vampiros y a las meseras

EL AJO AHUYENTA A LOS VAMPIROS
Y A LAS MESERAS



Señores, jamás se les ocurra criticar a sus señoras si las ven que ponen atención al Animal Planet en lugar de hacer la comida. Ayer después de rogarle al susodicho que nos sacara a orear casi 3 horas, por fin lo convencimos y salimos. Más tardamos en arrear niños y subirnos al coche que en regresar.

En cuanto doblamos la esquina mí querido hooligan pegó un grito de dolor impresionante y yo estaba a punto de aventarle una cachetada a Lady Pubertiana yo creo por inercia, cuando de refilón vi a mi querido hooligan agarrándose la mano con algo negro encima. Ya cuando me acerqué me fijé que era una abeja que lo había picado. Yo, engendrada en la cazadora de cocodrilos, le di un manotazo a la maldita abeja para que se muera doble la desgraciada y le pregunté al hooligan dónde lo había picado el engendro con alas ese y ya cuando me señalo la palma de la mano me aventé a los sillones de atrás del coche a chuparle el veneno.

El hooligan más gritaba. Todavía no sé bien si gritaba de dolor o del asco pero no paraba el pobre. El susodicho tenía la esperanza que yo le diera el trago al veneno pero no se le hizo, me asomaba por la ventanilla y escupía. Lady Pubertiana me veía horrorizada con los mismos ojos que yo le hago cuando sorbe el refresco en la comida y le digo que es de mala educación. Casi estoy segura que ella preferiría quedarse con todo y piquete y veneno con tal de que no le chupara nada.


El susodicho llegó con un ajo pelado y ya estaba yo a punto de regañarlo porque no era éste el momento de andar botaneando, cuando me dijo que el ajo era para embarrárselo en el piquete. Le dejó casi tatuado el ajo al pobre niño.

Al ratito, santo remedio. Ya ni lo rojo tenía mi querido hooligansito, aunque el seguía quejándose para ver si llamaba la atención de alguien.

Nos fuimos a ver revistas y a tomar una malteada. Después de todo no estuvo tan mal, toda la gente nos abría paso, la mesera nos servía las malteadas y se iba rapidito, ya estaba yo por felicitarla por tan eficiente servicio cuando vi que el hooligan se quería meter el dedo a la nariz el muy maleducado y rapidito lo quitó sacando la lengua del asco.

-¿Qué están tus mocos muy feos mijo?- Le preguntaba mientras buscaba un papel higiénico en mi bolsa, hasta que caí en la cuenta de la peste a ajo que se traía el escuincle este.

Ya mejor lo dejé que caminara 3 metros adelante de mí. “De aquí te veo mijo, tú adelántate, ya ves que eres rapidísimo para caminar” le dije.



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