23 mayo 2005

SABOR A MÍ

SABOR A MÍ


Mi querido hooligan heredó un mal y para colmo lo heredó de mí. Pero no se espanten que a pesar de ser consanguíneo no es mortal, aunque a veces a algunos les den ganas de matarnos.

Resulta que hablamos las cosas a la mitad y a los demás se les comienza a entripar todo lo que tenían en digestión...ay ni aguantan nada!

- ¿Quieres mayo en tu sandwich? - Le pregunto al hooligan

- Sí, pero pura mayo, sin mosta – Me contesta.

O como cuando llega de la escuela y lo primeritito que le digo es que se cambie el uni y se ponga una player, y él jamás discute, siempre entiende las mitades que la lengua de su madre desperdiga por toda la casa y se identifica porque lleva tatuada el alma materna casi clonada, como si fuera cajita felíz del Mc Donald’s: el sabor a plástico lo clonan de una hamburguesa a otra y acaso pasan semanas y deje uno de ir siempre sabrán exactamente igual y lo único que veas nuevo será un juguetito de plástico (talvez del que les sobró del desayuno)

Así que mi querido hooligan heredó ese sabor a mí, y quien sabe si exista cura o talvez nos curaremos cuando aprenda a vestirse de rapidito y deje de hacerle hoyos a los calcets, o cuando Dios se apiade de esta familia y nos haga el milagro de llevarles salsa maggi al Automac.


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