CARAS VEMOS...NICKS NO SABEMOS
Por mi culpa, por mi culpa por mi gran culpa tuve mi época de chatera. Solía entrar a una sala todos los días. Confieso que me hice algo adicta cuando dejé de asistir a algún lugar por quedarme a la reunión chatera vespertina.
Lady Pubertiana me vomitaba, el susodicho no comprendía la liberación de hormonas que experimentaba su mujersita frente al monitor.
Tuve que hacer examen profundo y reflexivo de mis debilidades para comprender que fuera de ese mundo virtual también hay gente de carne y hueso con sus carencias y necesidades.
Después de casi fundar la Asociación de Chateras Compulsivas del Estado de México, A.C. (El A.C. es de ¿Alguien comprende?), me hice el propósito de no volver a pasear por ninguna sala de chat de este planeta.
Como los alcohólicos anónimos: Llevo 24 horas sin chatear.
La MaRy 828 se perdió en alguna callejuela cibernética, despistada como siempre, perdió su virtualidad por los bytes de los bytes.
AMÉN.
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