17 noviembre 2004

LOS DOMINGOS NI LAS GALLINAS PONEN.
(No piensen que es moraleja para el Lunes...
Les juro que le va mejor en Domingo)



Domingo de relax, el día pinta para reunir a la familia a comer y ponernos al corriente de los últimos aconteceres de radio-pasillos con las cuñadas. No se si a ustedes les haya ocurrido alguna vez que su hijo(a) les dice en Domingo que tiene o necesita hacer tal o cual cosa para la tarea del Lunes y que cuenta como exámen....¡los pubers se pintan solos! (confieso que alguna vez lo hice, al menos recuerdo muy bien haberle pedido papelería en Domingo en la noche a mi mamá).

Pero ésta no era una tarea de monografías y esas cosas. Lady Pubertiana nos informó con voz de S.O.S. que teníamos (del verbo a huevo) que ir al Museo Nacional de las Culturas a recabar información que el "Wences", como le dicen al profesor, les pidió como calificación de exámen y que a huevo (del verbo tener) había que llevar una fotografía tomada en la puerta como constancia de que la hueva (del verbo fodonguear) no había sido protagonista del trabajo, así que nada de andar bajando cosas del internet naaaaaaaa el profe quiere saborear la adrenalina de que con tan poca gente que hay en nuestra ciudad te transportes casi sin tocar el suelo viajando como tamalitos en cazuela en metro.

En cuanto el susodicho dijo metro, mi querido hooligan con ojos iluminados se apuntó en primera fila para estrenarse en esas andanzas. Así que con toda la familia política ya invitada a comer el susodicho y yo optamos por el plan B: El con los niños al museo, yo con la estufa y su familia.

Afortunadamente los Domingos no usa el metro los ríos interminables de gente que habitualmente se transporta entre semana, así que fuera de eso el único espectáculo fue la cara de mi hooligan de entre miedo y sorpresa por la novedad de este viaje y la muchacha con veinte mil piercings en el cuerpo que viajaba a un lado de ellos.

La familia política llegó y entre botanas y cervecitas esperamos con calma la llegada de la tropa, mientras Lady Puber posaba en la puerta como beisbolista llegando a la base para tomar folletos y todo lo que pudiera servir para el dichoso trabajo del Wences.

Al final después de medio poner órden en la casa con la avalancha de platos, platitos y platotes que me dejaron mis cuñaditos, la que terminó capturando todo fuí yo con la novedad de que el susodicho nunca le atinó al correcto uso de la cámara que llevaba y la foto salió como si mi hija hubiera estado parada en medio de un baño de vapor (más borrosa no se puede ver), como que si hubiera querido hacer trampa con la foto en un cierto fotomontaje no hubiera salido tan perfectamente falsa como ésta.

Y aquí nos quedamos....en espera del veredicto Wenceslaoesco.


1 comentario:

Anónimo dijo...

y que pasó con la foto de lady puber en el museo?
Si se la aprobó el "Wences"?