17 agosto 2009

HAY DE CARNES A CARNES (No apto para vegetarianos)

Debo confesar que reciclé un post reteviejo que estaba por ahí guardado en el cajón. Pero no es del todo mi culpa ehhhh, la culpa la tiene la vieja toda operada con la que me topé ahora que estuvimos de vacaciones y es que por su culpa tuve un sueño espantoso, que volví a soñar pero con la metiche vieja esa que nadie llamó.

He aquí la historia vieja/nueva para que se re-enteren del asunto:

Todo empezó por que quería contarles que ahora que regesé de vacaciones, y nos la pasamos tomando Margaritas, asoleándonos las carnes y descansando, el pobre del susodicho no pudo ir porque había muchas muelas picadas por ahí así que lo dejé pues alguien tiene que trabajar en esta casa no? ¡pos este!

Uno de esos días que estaba yo tiradota en el camastro ví bajar a la mujer esa que les conté, que gracias a Dios no fue el susodicho, porque le hubiera salido una perrilla en el ojo al libidinoso con el 90-60-90 que se cargaba la fulana esa. Yo creo que era de esas que levanta pesas por que tenía unos brazos y unas piernas más fuertes que el piso de la cocina, un lavadero en el estómago que Dios guarde la hora y unas (.)(.) cosotas que si se te acerca te saca los ojos la condenada.

Yo la veía de reojo y decía para mis adentros: "Vieja operada esta!" pero estaba taaaan cansada que me quedé dormida ahí aplastadota en el camastro y por culpa de los músculos de la vieja fue cuando me vino el sueño ese de que estábamos el susodicho y yo en el zócalo y que el Tunik ese que encuera a medio mundo estaba parado en un micrófono, y alrededor un gentío que ni en la carnicería de Don Beto había visto tanta carne junta.

De repente por un altavoz se escuchaba: “Clothes away” y el susodicho pa pronto se empezaba a quejar que porque si para encuerarse te iban a tratar de “guey” que mejor se iba, hasta que lo volvían a repetir en el altavoz con voz de gringo traducida: “Las Roupas afuerra plis”

Pa pronto ahí íbamos el susodicho y yo muertos de la pena pero eso sí, muy obedientes a quitarnos la ropa. Todavía el muy degenerado se ponía a contar como estampitas: “Esta sí, repetida, repetida, esta no” y yo me volteaba para preguntarle que qué tanto estaba contando y me salía el muy cínico quesque estaba haciendo un estudio de mercado para las clínicas de depilación lasser ¡háganme favor!

Ya lo estaba yo regañando que tuviera aunque fuera tantito pudor entre tanta cola suelta, cuando en eso escuchamos que gritaban desde el otro lado: “¡Doctoooooor!”

¡Madre Santa! Ya no daba una con el susodicho entre que se le subía y se le bajaba un color que iba de rojo cenizo a un amarillo hepatitis que el pobre hombre parecía bandera de España.

El susodicho y yo asomábamos un poco la cabeza de entre tanta panza y veíamos clarito a la vieja llena de bolas toda operada esta y el susodicho le gritaba: “Sí Señora Amezcua, mañana a las 6 la veo”

-¿Qué haceeeeeessss? - Le preguntaba, muerta del coraje. Ahora resulta que el degenerado este conocía a la Tronchatoro esa y pa colmo nos la teníamos que topar justo hoy que no tenía uno ni una hojita de parra a la mano para taparse las vergüenzas ¡pos este!


El susodicho me contestaba que estaba confirmando una cita para el Lunes ¡háganme favor!



Total, de suerte que la paciente estaba en la otra esquina porque donde hubiera estado al lado y ve a mi marido como Dios lo trajo al mundo, capaz que se le espanta la consulta y es que ustedes saben que en estos tiempos de crisis, cualquier agüjero es trinchera ¡Válgame Dios!

1 comentario:

Anónimo dijo...

No me gusta la carne, prefiero morfar un árbol genealógico.