26 julio 2007

UN DÍA DE FELICIDAD COMPLETA

UN DÍA DE FELICIDAD COMPLETA


La felicidad de las vacaciones se hizo perfecta un día que nos fuimos a una playa que se llama Troncones que está liiiiinda linda, con la arena llena de conchitas por todos lados. Estábamos descansando de lo lindo y todo era perfecto, T-O-D-O. Lady Pubertiana mojándose los pies en el mar y el hooligan buscando cangrejitos entre las piedras justo cuando veo de lejos que alguien se le acerca y le da un manazo. “¡Deja ahí que te van a picar!”, le gritó.


¡Já! Me paré como resorte que hasta el refresco se me atragantó, ya iba yo a echar pleito cuando voltea la señora y ¡oh sorpresa! era la Sofiringa que vino a alcanzarnos, que porque había ido a la casa y el susodicho le dijo que acá estábamos y le contestó que lo veía de regreso ¡Háganme favor! El susodicho se queda sacando muelas para tener dinero para los libros de estos escuincles y la méndiga se da el lujo de ir por todo el mundo viajando, regresar de Estados Unidos que porque no le gusta comer con tanta mantequilla y hasta viene a alcanzarnos a la playa.


Ya no le dije nada, estaba yo tan contenta que como en las telenovelas cuando mi argentino guapísimo corría en el mar a abrazarse con su novia en cámara lenta, así igual corrí yo a abrazar a la méndiga Sofiringa. ¡Qué dicha! Ni me importó que tragué agua de mar que sabía a pura sal ¡cof cof cof! No más tosí pero la felicidad hizo que se me olvidara todo.

-¿Te vienes con nosotros? – le pregunté.

-No señora, me estoy quedando acá – Y me señala con el dedo un hotel que estaba a un lado quesque porque ahí tienen Sky y pasan hasta dos horas diferidas su telenovela.

Ya iba Lady Pubertiana a decir que cómo era posible cuando la pellizqué y le hice el gesto de CIERRA LA BOCA.

-Bueno, nada más que acabe de darles de comer a estos escuincles y lavar la ropa te alcanzo– le dije.

Ya cuando acabé todo eso aunque me sentía super cansada me fui con los niños a alcanzarla al hotel cuando vamos llegando y la vemos en el lobby, junto a un señor muy delgadito que estaba tocando el piano, cante y cante la desgraciada ¡Válgame la calamidad!

Todavía le hace “pssst pssst” al mesero y le dice, “A la señora y a mí un Cocktail Margarita con un twist de limón” y cuando trajeron la cuenta se me quedó viendo con esos ojitos del gato con botas de Shrek como diciendo “Acuérdese que yo soy la empleada” y me tocó el corazón la condenada que le pagué todo lo que se tomó. ¡Ay Dios! Ya mejor nos pusimos los cuatro a cantar y hasta vimos la puesta de sol desde ahí.

Esta mujer me va a sacar más canas verdes que la Lady Pubertiana, pero la felicidad de verla de vuelta e imaginar como se van a diluir los alterones de ropa para planchar no se compara con nada. ¡Ahhhhhhh benditas sean las Sofiringas del mundo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

envidia que me das :-(

muuuucha envidia :-(

Saludos MariC, se te extrañaba