25 julio 2006

EL MODEM DE LA FELICIDAD

EL MÓDEM DE LA FELICIDAD


Ayer en la mañana tempranito, cuando todavía no se me quitaba el dibujo del edredón de la cara, me llama por teléfono un muchacho con una voz de lo más dulce y suave para felicitarme por los años que llevo contratando el servicio de internet y según él como agradecimiento me tomó la dirección para mandarme un nuevo módem inalámbrico que hace no sé qué tantas maravillas nuevas. Todavía yo muy incrédula le pregunté que ahora cuánto más me iba a costar el detallito y según él es completamente gratis. ¡Válgame el cielo! ¿Se dan cuenta? En esta vida cuando ya nadie te regala nada, cuando ni el marido te tiene esos detalles de premiarte la fidelidad aunque sea con un módem de dedo anular de 14 kilates, cuando nadie se ocupa de la velocidad en el auto y mucho menos en la velocidad del internet y me salen con premios.

Les juro, más tardé en colgar que ya estaba un muchachito del DHL tocando el timbre, y aquí lo tengo frente a mí como “cosita bella dónde te pondré” (al módem ehhh no al muchachito que hasta eso no estaba tan feíto) porque esto del módem viene siendo igualito al matrimonio que al final nunca sabes lo que te va a costar, aunque bueno…una nunca sabe, quién quita y un día la vida me premia con que el susodicho ya no le importe el fútbol que vendría siendo como su nueva versión inalámbrica y salga con que tiene nuevas y buenísimas funciones en un empaque de estómago de lavadero no como el del susodicho que no más trae la pura ropa, y que de paso traiga integrado un módem que funcione a base de frijoleiros.

¡Ay Dios, quiero dos para llevaaaaaaaaar!


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