26 abril 2006

INSTRUCCIONES AL PIE DE LA LETRA

INSTRUCCIONES AL PIE DE LA LETRA


Ayer entre que son peras y son manzanas se me hizo tardísimo, me vino la hora de la telenovela y el hooligan sin bañarse, nadie había cenado y yo haciéndole en la computadora un trabajo de la homosexualidad a la Lady Pubertiana que me pidió que le ayudara ¡háganme favor! El hooligan puerco y muerto de hambre mientras su madre investigaba de cuando se cae el jabón ¡qué horror!

Ya después de mil horas todavía voy y le digo al hooligan, “Te perdono el baño de hoy con la condición de que te laves cara, manos y brazos” y se me queda viendo con cara de sufrimiento.

-¿Ahora qué?- le digo a este escuincle porque ahora resulta que el único glorioso día que le perdono el baño al mugroso este y el ne-ne se quiere bañar a como dé lugar.

-¿Pero me pones la tina?- me dice mi querido hooligan y cualquiera que nos oyera pensaría en que somos de esa gente de mundo con esto del jacuzzi. Lo bueno es que nadie sabe que la tina para el hooligan es el bote de la ropa limpia. Pobre niño, rural pero creativo a fin de cuentas.

Ya después de un rato que no escuchaba nada, fui a ver si el hooligan seguía vivo o ya estaría nadando de muertito en su tina-jacuzzi de la ropa limpia y me acerqué sigilosa a entreabrir la puerta.


Ahí lo veo, sucio después de 15 minutos pero eso sí, lave y lave a sus animalitos de juguete.

-Tienes tres para estar listo- le digo y empiezo – Unaaaaaa…-

-Ashhhhh- me truena la boca el condenado, -estoy probándolo con animales-

Y yo me quedé paralizada en la puerta, ¿de cuándo acá le entró lo zoofílico al degenerado escuincle este?

-¿Q –u-é dices mi vida? – le digo cuando voy viendo que estira la mano con el envase del acondicionador que compré el otro día.

Así está el méndigo envase que casi me provoca un infarto:




Y el hooligan que bañó a toda la colección de animales que tiene en la repisa de su recámara, no se salvaron ni los peluches ¡qué horror!

De veras que a veces quisiera que el hooligan fuera como el chavo del 8 y que lo único que le importara fuera comerse una torta de jamón.



¡eso eso eso!


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