17 noviembre 2005

DEDUCCIÓN DEL FRÍO

DEDUCCIONES DEL FRÍO


Hoy que estaba por abrir mi correo para ver los forwards de la ociosa de mi amiga que me lo satura siempre, ví este anuncio:


Ayyy para mis adentros pensé “Nombre, qué bárbaros, qué descubrimiento ehhhh, seguro se les murieron todas las neuronas para saber eso ehhhhh úuuujale”

Y es que ¿quién en el mundo, díganme…QUIÉN puede hacer esa clase de razonamientos Diosssss, QUIÉN? Yo creo que desde que Eva vio a Adán tapado nada más con la hojita de parra ya sabía que se iba a enfermar por traer sus cosas tan al aire ¡Válgame Dios! Y de pronto me quedé helada, porque me acordé que hace unos días nos invitaron a una fiesta infantil de esas que el susodicho odia porque nada más escucha “infantil” y ya sabe de antemano que va a comer papitas, sándwiches de pan que se te queda pegado en el paladar y puro refresco.


Por eso tenemos traumado al pobre hooligan que en sus 7 años apenas una vez el muy inocente ha roto una piñata toda suya, ¡pobre! Luego por eso ahí andan cargando traumas de grandes.

Pero esta vez la cosa fue diferente. Al susodicho le encargaron hacer una paella para 40 personas más la bola de niños que la vieron y preguntaron a qué horas traían los hot-dogs. Entonces no fue una fiesta cualquiera, ni siquiera iba a ser la fiesta del niño. Ésta iba a ser la fiesta donde el susodicho iba a ser la estrella. Entonces ni repeló ni nada, rápido se puso mi delantal y ahí lo veía en la cocina dejándole un graffiti de arroz a la estufa pero al fin y al cabo el hombre estaba como nunca de contento.

Y por supuesto ya todos con su alterón de paella en el plato decían que estaba buenísima y el susodicho no cabía en el jardín. Se le acercaban las señoras a echarle flores y el méndigo me volteaba a ver de lejitos alzando la ceja como diciendo ¿Ya ves? y además de todo para su beneplácito sí dieron bebidas alcohólicas.

Ya después del la mentada piñata y del aviéntate por los dulces empezó a hacer un aire frío fríooooo, de esos que te calan los huesos y rapidito me fui a buscar mi suéter.

-¿Tienes frío?- Me preguntó el susodicho que estaba muy contento.

-Sí, pero ya fui por mi chamarra ¿y tú, no traes chamarra?- le pregunté.

-No, pero traigo tequila.

¡Diosssssss de mi vida! ¿QUIÉN en la vida, díganme QUIÉN puede tener esos razonamientos?

Les juro que hasta ganas de tacharle al anuncio ese me dieron:




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