TE OIGO...TE ESCUCHO
De repente me da por decir frases largas como si tuviera una barra de lengua espaciadora atorada, así me encanta molestar al susodicho diciéndole de corridito y rapidito -Elprimersíntomadeunmaricóneslasordera- Y más disfruto cuando me dice, - ¿Ehhh? - Y se lo vuelvo a repetir y me vuelve a preguntar - ¿Qué diablos estás diciendo?, Ya, ¡no me estés fregando! - y más me río. Así estaba yo hablando de un tiro mandando al hooligan a bañarse sin tomar aire mientras él intentaba decirme algo que me pasó desapercibido.
-Veteabañarporquenoquieroqueseasunescuinclecochino - le dije y el se tira al suelo lloriqueando y me contesta, - ¡Es que los adultos Mexicanos hablan y hablan y no dejan jamás que los niños digan nadahahahaha !-
En ese momento me calló, no pude decir nada más. No sé si me impactó más su capacidad de discernir la nacionalidad junto con la sordera o su sensibilidad herida de niño desatendido y me dí cuenta que esta infancia está sedienta de que la escuchen, que desde una voz de pitillo pueden salir ideas inteligentes y revolucionarias. Que es de sabios saber guardar silencio y escuchar, solo escuchar.
Saber escuchar, como lo sería de importante un jefe hacia las necesidades de sus empleados, como lo es de un matrimonio, como lo es de los gobernantes, o en este caso de un hijo a su madre con sordera ocasional.
Habrá que ponerlo en práctica....escuchar más que un simple oir.
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