19 septiembre 2004

HACE 19 AÑOS

Eran aproximadamente las 7 de la mañana. Me acomodaba la corbata rojiazul que tanto odiaba de mi uniforme escolar. De pronto me sentí mareada. Me dí cuenta que estaba temblando y siguiendo los consejos de mi mamá me paré en el marco de la puerta de la recámara pues según dicen es lo más estable en una construcción. Fueron segundos que se sintieron como minutos. Veía la lámpara y seguía meciéndose aún después de que ya había terminado el sismo. En la escuela todas las amigas comentaban sobre lo mismo, hasta que empezaron a llegar las noticias: Que se cayó el un edificio multifamiliar en la Colonia Juárez, que se cayó un hotel completito...eran noticias increíbles de creer.

120 segundos fueron suficientes para terminar con miles de casas, edificios, restaurantes, y sobre todo vidas. Un sismo de 8.1 y 7.6 (al día siguiente) en la escala de Richter sacudió como papel a nuestra ciudad de México. Poco a poco fueron dándose a conocer una de las tragedias más aterradoras que ha vivido nuestro México, las anécdotas de quienes llegaban a ver la montaña de escombros, los tantos y tantos miles de muertos y los que lograron salvarse como aquellos niños que hoy cumplen 19 años de haber nacido y renacido de entre los escombros de aquel hospital donde a escasas horas de haber nacido lograron rescatarlos.

Es un luto que llevaremos siempre los Mexicanos que nos dejó también una muestra de solidaridad pues no hubo quién no fuera a ayudar en lo que pudiera: A levantar piedras, a ayudar a los rescatistas, a donar lo que se necesitaba...ahí estábamos TODOS juntos brazo con brazo, lágrima con lágrima.

Desde ahí nació una cultura de conciencia ciudadana para la protección civil. Todas las escuelas practican desde entonces simulacros de sismos, edificios de oficinas, etc..

Quedan cicatrices de aquel momento, cicatrices que hoy le contamos a nuestros hijos y ellos les contarán a nuestros nietos con la esperanza de que jamás tengan que vivirlo para entenderlo.




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