06 julio 2007

CON EL CORAZÓN EN LA MANO

CON EL CORAZÓN EN LA MANO


Ayer que sonó el teléfono era un compañerito del hooligan que para preguntarle en qué grupo le había tocado, a ver si con suerte les tocaba este próximo año escolar juntos. ¡No lo hubiera preguntado! Subió brincando como Skipy el canguro ese con la diferencia que Skipy atiende cuando le chiflan con la hojita de cualquier árbol y este niño estoy segura que de grande va a ser mesero que ni con amenaza de muerte hace caso, y fue ahí, justo ahí que me cayó el veinte…¡pues si nunca supimos en qué grupo le tocó a este escuincle!

Más tardó el hooligan en decir la última sílaba, “¿Má, en qué grupo me to-?” que empecé a marcar el celular del susodicho y nada, el maldito buzón ese que un día le voy a colgar de medalla.

Desde siempre que el susodicho me conoce a la perfección que en cuanto entró olió que le iba a llover. No hay más, si este niño no sabe su grupo solo hay una razón: Este marido no pagó la colegiatura.

Algo bueno dejan las telenovelas que sorbiéndole al café le pregunté, “¿Dejaste el sobre en el cocheeeee?” con la mismita tonadita que hace Romina , la argentina malvada de la telenovela cuando se hace la inocente.

-¿Sobre? – preguntó el susodicho cuando ya se le iba subiendo el color amarillo.

-Sí, el que te dan cuando das el ÚL-TI-MO pago de la escuela y te dicen en qué salón te tocó – y puse la taza sobre la mesa de un golpe, como para acentuar quién tiene la sartén por el mango.

-Hoy juega la Sub 20 – tartamudeó el condenado susodicho que bien que ya había caído como venadito en la cueva del oso.

Y empieza con su estrategia de
“Con el corazón en la mano te digo que el viernes queda todo pagado”

-Cuando uno dice eso se pone la mano en su corazón, no en el ajeno- le digo con la misma voz de la víbora de Romina y me le acerco despacito, como cuando se está muriendo el enemigo y le quieres dar el tiro de gracia con una última palabra -Además, ÉSE no es el corazón.

Y todavía el cínico dice que ya decía él que el corazón no hace bulto ¡háganme favor!

Hay que reconocerle que esa estrategia para distraer al enemigo puede que le sirva ¡pos este!

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