14 mayo 2007

COMIENDO CON EL FANTASMA

COMIENDO CON EL FANTASMA


Ayer que estaba el día rico, un poco nublado pero el calorcito que invitaba para que el susodicho hiciera su carne asada. Yo felíz, porque ya había amenazado con que todo el santo día había futbol, como quien dice esas iban a ser las pocas horas para convivir con él porque ya estando el partido, ni hijo ni marido ¡qué cosa!

En seguida bajó a poner en el asador unos chorizos envueltos en papel aluminio y dijo que mientras se cocían iba de rápido a comprar la carne. Ya como al a media hora que me asomo a la ventana de la calle y veo una humareda que dios guarde la hora, todavía la muy ingenua voy y le digo a mi querido hooligan que viera tanto humo, que seguramente algún idiota estaba quemando pasto en el campo hasta que oigo el grito del hooligan: “¡Somos nosotros mamá!”

¡Madre santa! pegué un brinco de la silla y me bajé a ver el asador, que ya no era asador, eran llamas como las del mismísimo infierno ¡qué horror!

-Tú padre me va a oir – decía apretando los dientes, -aunque se ponga a resongar como el tío Memo, ni modo – y le apagué al asador.

-¿Quién es el Tío Memo? – me preguntó el hooligan.

-Un tío de tu papá que vivía atrás de la escuela, tenía fama de malhumorado el pobre, nada más porque llamó a la escuela que si no se callaban les ponía una bomba.

-Ay no lo invoques porque en una de esas se nos aparece- decía Lady Pubertiana que como se la pasa viendo un programita en la tele de “Ghost Whisper” ya se cree que es medio médium de los muertos ¡háganme favor!

Y en eso justo se cae la tapa del asador. Más tardamos en vernos a los ojos que ya estábamos saliendo disparados de ahí. Luego volteo y veo al hooligan afuera todavía, amarillo como de hepatitis ¡pobre! Le abro la puerta y grita “Estúuuuupida”

-Te me vas castigado- le contesto,
- a mí no me dices estúpida.

Hasta que me dí cuenta que era a la Lady Pubertiana que la méndiga le cerró la puerta a propósito para dejarlo afuera, así que no me quedó de otra que reafirmarle el ESTÚPIDA por andar dejando a su hermano con los fantasmas.

Dicho y hecho, llegó el susodicho y empezó a resoplar, que quién apagó el asador, que cómo es posible y así, ¡bueno! se quejó hasta de que escandalera traía el vecino que estaba podando el pasto.


Yo les estaba explicando a los niños que hay que entenderlo un poco por que su padre con hambre es un energúmeno hasta que se volteó y dijo, “Ganas dan de ponerle una bomba a la podadora esa” y se nos bajó el color a todos, ¡qué les digo! hasta el hambre se nos quitó, más cuando Lady Pubertiana nos contó del capítulo pasado donde el fantasma se mete al cuerpo de uno para poder comunicarse.

Ya luego nos fuimos a comer con el fantasma, digo…con el susodicho, ni modo de dejarlo comer solo así como así. ¡Pobres escuincles estos! El susodicho le pedía la sal al hooligan y casi se le aventaba con tal de no acercarse, con decirles que hasta el susodicho se sorprendió que no hubo pleito con Lady Pubertiana por las tortillas, no como siempre que se muere de coraje cuando él quiere una y esta escuincla se la gana. Ya estaba el pobre hombre pensando que tenía unos hijos dignos de presumir de lo bien educados sin darse cuenta que la educación se les vino de saber que este Domingo comieron con el fantasma.

Ya por eso luego mientras el susodicho veía su fútbol, yo mandé a Lady Pubertiana a la otra tele para que viera si estaba su programa ese a ver si dicen cómo hacer para sacarle el fantasma de adentro a las personas, porque no vaya a ser que a los fantasmas de ahora les dé por saber de frijoleiros ¡qué cosa!

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