31 marzo 2006

¿QUIÉN ES EL SUSODICHO?

¿QUIÉN ES EL SUSODICHO?

Déjenme que les cuente que el Domingo pasado se publicó en un periódico quincenal de acá donde vivo el primer capítulo del “Recetario”. ¡Qué emocionante! Ya le había dicho al susodicho pero no me creía hasta ayer que lo encontré con los ojos de Homero Simpson leyéndolo.

Lo cerró y no dijo nada, ni un “me gustó tantito”, N-A-D-A, y yo muy preocupada le fui a servir una taza de café para suavizar la situación y le pregunté entre que le iba diciendo la lista del super.

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Ya se acabaron las Zucaritas, pan bimbo, jabón para la ropa y… ¿leíste lo que escribí en el periódico?

-Ajá-
me contestó muy seco.

-¿Y?

-Está bonito.

Lo conozco tan bien que ya sé que cuando contesta “Está bonito” y frunce la nariz como si estuviera oliendo un litro de leche caduco, quiere decir que algo no está bien.

-Mi vida, nadie va a saber quien es el susodicho- le dije adelantándome porque ya sé que me va a decir que ahora no nada más los del internet son los que saben de nuestra intimidad si no medio fraccionamiento y sus alrededores.

Exagerado el hombre este, como si viniera a tocar algún vecino a la puerta a decirnos “¿A verrrr a verrrrrr a quién le pusieron suministro restrigido de aguaaaa a quiéeeeeeeeen?”

Al menos mis hijos son diferentes, a Lady Pubertiana le da lo mismo siempre y cuando jamás se me ocurra publicarle la cara porque dice que "QUÉ OSO" y el inocente de mi querido hooligan todavía piensa que nadie sabe que le encanta romper record en días de no bañarse.

Al susodicho no lo convencí mucho pero sé que como cuando viene a poner la página del Recetario en la computadora y se queda leyendo y luego abre la cajita de los comments y empieza a decir que qué raro que no haya venido Shely y cosas así, es que en el fondo tiene que reconocer que hay un poquito de todo esto que sí le gusta.

¡Santa madre! Nada más estoy suplicando que mi vecina la chismosa que se fue a Egipto de vacaciones se haya quedado por allá con sus comadres las momias por que donde se le ocurra regresar a leer periódicos, que Dios me agarre confesada.

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