-¿Y mi credencial del Costco?- le pregunto al susodicho.
-Yo qué sé, la tienes tú
-Tú me la guardaste, acuérdate que siempre me estás recriminando que todo pierdo.
-Busca en tu bolsa.
-Mejor busca en tu cartera.
-Ohhhh, que la tienes tú.
-Ahhh claro, nada más por la flojera de no pararte, c-l-a-r-o... ya déjalo así mañana "YO" la busco.
Se voltea y antes de que yo terminara de decir la última sílaba de yo la bus-co se escucha un ronquido.
Me quedé suspirando, snif snif…desgraciado este, se duerme así como si nada con tanta facilidad, mientras me paso la mitad de la noche soñando que vacío cajones, saco todo del closet, muevo papeles, etc… (Nadie me había dicho que hasta en sueños se cansa una)
PI PI PI PI PI (sonidito del despertador)
Se levanta como gallo este hombre, ahí va muy girito a bañar.
Yo con una flojera impresionante.
Se va girito a vestir.
Yo todavía no soy capaz de poner los 2 pies en el suelo.
Se va girito a poner el café.
Me estiro.
Se va girito a meter mochilas a la cajuela.
Llevo como con grúa al hooligan a que se lave dientes y haga pis.
Los llama muy girito desde abajo: ¿Ya están?
“Giritohijodesu” le digo en voz bajita y sobrepuesto un “Adios amor”
Al final la credencial del Costco estaba en mi bolsa.
Ven...ven porqué disfruto la preguntita esa de "¿Ya pusiste el despertador?"
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