El síndrome de mamá gallina me traiciona cuando me acerco al hooligan con la intención de despedirme de él para irme a trabajar y el muy obstinado chamaquito se abraza a mi pierna y sin soltarme va trapeando el piso cuando lo arrastro para dar el paso hasta la puerta. Entonces, lo escucho decir: "Mami, no te vayas...quiero estar contigo." Y mis intenciones ejecutivas comienzan a despeñarse de mi cabeza dejándome con las ganas de ser simplemente una MAMÁ FULL-TIME.
Llega la tarde y cae el día despidiéndose con los últimos filos de luz detrás de los cerros, cubriéndonos con un manto celeste...¡Tanto que me gustan las estrellas! Caminábamos por la calle escuchando los últimos chismes de los Encinos, que parecen sostener una intersante plática cuando el viento mece sus ramas de un lado al otro dejando escuchar el suave y sutil "ssssssssssssssssssssssssssssss"
Aquí la electricidad es gratis, nos alumbran decenas de luciérnagas que esperan ésta época de lluvias para salir a pasear muy elegantes en sus trajes de luces, mientras los grillos las escoltan frotando sus patitas para que estas muchachonas vuelen al compás de un "swing chapulinesco". Como para poner PAUSE y que esta poca magia de la naturaleza que nos queda en estos tiempos pudiese conservarse eterna.
Simplemente...
P A U S E
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