Antier que llegó el susodicho por mi al trabajo con una urgencia que no vieran! Que porque el pobre Roco (nuestro perro que amamos a tal grado de preferirlo antes que a la Sofiringa snif snif), estaba muy mal. Cuando llegué a la casa nadie ladró, me lo encontré con los ojos largos y sin poder levantarse y sentí lo mismo que siente una cuando se te enferma un hijo, no más que este es un hijo peludo y que no pide nunca permisos para irse de fiesta.
Rápido lo envolví en una toalla y nos fuimos corriendo para el veterinario que al final dijo que era gastroenteritis, pero qué susto a mi casi me da chorrillitis. Ahí anda el pobre sin mover la cola y sin ladrar y el susodicho que siempre andaba regañándolo para que se callara ahora le dice que ladre que me recuerda cuando eres niño y tu mamá está duro y dale que comas y que comas y cuando eres grande te dice "Ponte a dieta".
Ya hoy amaneció mejor, por lo menos ya se le ve el ánimo y hace rato que tocaron el timbre se levantó a ver quien era. Eso para que vean que ser chismoso es síntoma de buena salud ¡faltaba más!
Una cosa me queda clara, los perros son iguales a los maridos, si llegas a tu casa y te reciben con la cola entre las patas y la mirada sospechosa quiere decir que la cagaron en algún lado ¡Pos estos!
3 comentarios:
Me recordaste a mi suegra, que le pregunta a mi esposo si quiere tortillas de harina o de maiz, y cuando le responde que de harina le dice nooo, hijito, ya te tienes que poner a dieta! Pos por eso, mejor no le ofrezca!
Enfin, que bueno que Roco ya se siente mejor, es muy feo cuando se enferman y no te pueden decir qué les pasa.
Muy buena anécdota enterandome que regresaste que gusto que gusto
Gracias por darse sus vueltecitas! :)
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