APENAS UNA HORA DE RESTAURANTE
Después de todo el argüende por las dichosas palomas mensajeras finalmente al susodicho le volvió el alma al cuerpo cuando por ahí de las 5 y media de la tarde llegó una. ¡Qué desgraciado el hombre! Viene volando el animalito desde Zacatecas y quiere que llegue de rapidito como si viniera en clase premier ¡ja!
-Ay acuérdate mi vida que SIEMPRE de los SIEMPRES que tú vas manejando en carretera, a tus hermanos que te vienen siguiendo les entra más desesperación que cuando se ven un barrito blanco a medio periférico y no se pueden orillar para pellizcarse- le dije en tonito burlón de cómo maneja de despacito el hombre y luego luego me alzó la ceja izquierda que significa “Me están dando ganas de que seas soltera”
Total, que ya por ahí de la ochentava vez que llamó a sus amigos, uno le dijo que ya le habían llegado 3, otro que 2 y así, ¡qué les digo! Ni cuando Lady Pubertiana se va a una fiesta está tan al pendiente de que regrese como con estos pajarracos y eso que la pobre no tiene novio todavía, porque si no ya le hubiera puesto un anillo en la pata al pobre muchachito para checarle la hora en que entra y sale de la casa.
Al otro día se levantó el susodicho de lo más temprano y se fue directito a poner el café, me subió mi taza, “¿Mi reina qué quieres de desayunar?” me preguntó de lo más atento el hombre, se puso a tostar pan como de restaurante, hasta lavó un sartén que me había quedado sucio, ¡un bombón el hombre, un bom-bón! bueno con decirles que hasta alzó sus calcetines mugrosos que siempre deja tirados y hasta por fin fui sintiendo que después de tanto tiempo de casados ya estaba surtiendo efecto la segunda educación que es la del matrimonio justo cuando se me acerca y me dice con voz de lo más melosa, “¿No te importa que me vaya con los de las palomas?” y antes de que me diera gastritis el pan que me estaba comiendo recontrapunteó, “Si acaso dos horitas, voy y vengo” dijo pelando los ojos como el maldito gato de Shrek.
Y ahí me quedé, con mi mantelito de tela para ocasiones especiales y la mesa puesta, tomándome un café con mi pan muy de restaurante pero sin el mesero.
Recuérdenme ahora que regrese no darle propina al condenado.
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario